"La ansiedad por la pandemia ha escondido casos de acoso"

Reyes Massó Castillo, psicóloga especializada en la atención a la infancia y adolescencia, advierte que la ansiedad por la pandemia ha escondido casos de acoso en los centros educativos

 

El 2 de mayo está declarado Día Mundial contra el Acoso Escolar, también conocido como bullying. Aunque las estadísticas hay que cogerlas con pinzas, pues es poco frecuente que estos casos lleguen a ser denunciados o protocolizados, se estima que uno de cada cinco alumnos es acosado en el ámbito de la escuela o el instituto. Reyes Massó Castillo es psicóloga especializada en la atención a la infancia y adolescencia. Vocal de la Junta de Gobierno del Colegio Oficial de la Psicología de Castilla-La Mancha, con sede en Albacete y responsable del área educativa, ejerce desde hace 11 años en consulta privada, trabajo que compatibiliza como profesora de Psicología en la UNED de Albacete. 

¿No sorprende que a estas alturas del siglo XXI se tenga que seguir recordando la necesidad de trabajar contra el acoso escolar?

Sí, lamentablemente sí, pero hoy, si cabe, es más necesario que nunca. Todavía hay menores en consulta que vienen aquejados de un malestar de ansiedad, no quieren ir al colegio, les duele la cabeza, la barriga..., es decir, sufren los primeros síntomas del acoso escolar. Sin embargo, el problema es que el Covid lo está camuflando, porque vienen a consulta en un evidente estado de ansiedad, pero se relaciona más con la pandemia que con el bullying. Un porcentaje altísimo de los niños y niñas que son acosados están amenazados por sus agresores. La presión que ejercen sobre ellos es tal que no se atreven a contarlo, por lo que somatizan y empiezan a sentir dolores de cabeza, de barriga, angustia, taquicardias y una ansiedad altísima. Ahora, la comunidad educativa está pidiendo ayuda porque está desbordada ante los altos niveles de ansiedad que están sufriendo tanto alumnos como profesores, lo que está originando que ya no se hable de acoso, aunque sigue existiendo.

¿A qué obedece esa ansiedad?

Sin duda alguna al Covid y al confinamiento de la primavera pasada. La pandemia está pasando factura, a las consultas está llegando mucho estrés postraumático. Según mi experiencia y la de mis otros dos compañeros, la atención a menores y adolescentes ha crecido entre un 70 y un 80%, una barbaridad.

¿Por la fatiga pandémica?

Por la fatiga pandémica y porque la sanidad pública no se hace cargo de este problema, ya que la salud mental siempre ha sido su hermana fea. Ahora estamos sufriendo unos efectos de salud mental muy preocupantes. Si un menor necesita atención psicológica y en la Seguridad Social le dan cita para dos o tres meses, que son los tiempos de espera que hay, al final tiene que acudir a la consulta privada.

¿El origen es el confinamiento y el virus?

Sí, sí. Yo he visto pasar a mi consulta niños con las manos escondidas en las mangas de los jerséis para no tocar nada. Afortunadamente, cuando trabajas con ellos y rebajas la ansiedad se empiezan a sentir más cómodo. Pero vienen con un miedo fóbico, un miedo irracional.

El acoso escolar, ¿sigue siendo cosas de niños o hay mayor sensibilidad?

Todavía no la suficiente y cada vez son más numerosas las noticias que vemos sobre suicidios de menores y adolescentes por este motivo. El problema es que no se activan los suficientes protocolos de acoso escolar por muchas razones. Pero es verdad que sigue existiendo la creencia de que esto es cosa de niños y eso no es verdad. Esto es una cuestión de educación, deberíamos partir de una cultura de la noviolencia que no tenemos, todo lo contrario. Ahora se ve en las calles que estamos más violentos, somos más agresivos… En el caso de la infancia y la adolescencia, factores como el miedo o la incertidumbre les genera estrés y ansiedad y lo transmiten de una forma de diferente. ¿Por qué se da el acoso? Son múltiples los factores, pero si en tu casa te has educado con una forma de comunicación agresiva entre tus padres y, además, la has vivido en un círculo muy cerrado durante el confinamiento, esa forma de comunicar se mete en los genes, interacciona  y luego sale fuera. Esa comunicación agresiva va a ser la respuesta del niño acosador. Luego hay otros perfiles de niños y niñas que están acostumbrados, por indicación de sus padres, a no contar nada, a no mostrar las emociones, a no llorar, a estar callado..., son mensajes que le enseñan al niño que va a tener que someterse.

 

Fuente: La tribuna de Albacete

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